La subjetivización es el proceso de
construcción del yo, es decir, la forma de ser y de entender el mundo desde la
perspectiva personal y única del sujeto. En ese sentido, los factores más
incidentes actualmente en este proceso son
los discursos y las relaciones interpersonales. Los discursos porque son un
marco de referencia que permite al individuo crear la realidad, entenderse, comprenderse, comprender el mundo que
lo rodea y plantearse dilemas existenciales. Por ejemplo, ciertos tipos de
música, series de televisión o medios de comunicación pueden influir en la
forma en que el sujeto se construye de acuerdo a si es hombre, mujer… como sucede
actualmente con los discursos de género. Otro factor que incide en el proceso
de construcción del sujeto son las relaciones personales, puesto que son una fuente
de interacción social y emocional en las que se aprenden nuevas formas de
pensar, de sentir, de comportarse; se comparten ciertas normas, valores y actitudes que se circunscriben al entorno
social y cultural en el que el sujeto se desenvuelve. Como se ha dicho… uno es
la música que escucha, las series de televisión que ve y el promedio de las
cinco personas con las que se junta.
En otro orden de ideas, las características psicosociales y culturales que definen al sujeto que se construye hoy son: la individualidad, el consumismo, el amor al dinero, el relativismo moral y la superficialidad… En cuanto a la individualidad, muchos la consideran el horizonte de realización de la persona humana, sin embargo, esta promueve la ejecución de las necesidades y deseos personales por encima de las necesidades de la sociedad en su conjunto. En consecuencia, tendríamos falta de solidaridad, indiferencia, desigualdad social, egoísmo y muchos otros antivalores que se hacen presentes en la sociedad actual. Con respecto al amor al dinero, vemos que muchas personas hacen lo que sea por conseguirlo, sin importar si es bueno o malo; de hecho la lógica de la compra y la venta ya no se aplica solamente a los bienes materiales, sino a todas las facetas de la vida (personal, profesional y social). Con referencia al relativismo moral y a la superficialidad se vislumbra una visión un tanto simplista que se decanta por soluciones prodigiosas para problemas complejos; lo importante es la apariencia, el estilo de vida, lo que conlleva a la destrucción de los pilares que rigen nuestra civilización: los valores y la importancia del ser.
Finalmente, la escuela debe desempeñar un rol reflexivo,
crítico y analítico frente a los procesos de subjetivización que vive el sujeto
de hoy, puesto que debe garantizar que dicho sujeto esté equipado con las
herramientas necesarias para enfrentar los desafíos que les esperan en el mundo
real. Por ello, no puede limitarse a proporcionar conocimientos teóricos y
técnicos, sino que debe prepararlo para tomar decisiones informadas,
concienzudas y dentro del marco de los valores morales y éticos en un mundo
cada vez más complejo y cambiante.
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