lunes, 6 de abril de 2020

Las variantes lexicales, bagaje de la riqueza cultural y escolar



A pesar de que la educación dominicana se ha visto como una de las más mediocres de la región, esta ha tenido sus avances en cuanto al perfeccionamiento de la misma se refiere; sobre todo, en el campo de la Lengua Española, pues en esta disciplina se sigue defendiendo y adoptando el Enfoque Comunicativo de la Lengua, el cual es un método de enseñanza horizontal de interacción y progresión oral-escrita que se adapta a las necesidades de los estudiantes. Dicho enfoque, se construye con base en siete postulados, de los cuales he tomado   el siguiente para la realización de un ensayo reflexivo:    «Partir de la idea de que los sujetos llegan a la escuela con  competencias lingüísticas y de comunicación adquirida en el proceso de aprobación sociocultural de su lengua y que la escuela les permite desarrollar en base a normas más formales privilegiadas por los usos imperantes en la sociedad»;  con el propósito de analizar, dilucidar e indagar acerca de dicho postulado, ya que afirmo que la construcción de conocimientos es un acto meramente social debido a que el alumno trae  consigo una red de experiencias, valores y aptitudes que ha asumido hasta ese momento, como normas sociales y de comportamiento que rigen su “sociedad”.


Cuántas veces hemos escuchado a nuestros alumnos expresarse: «Profe, mañana le presento mi tarea se me había “oividao».  De ahí que, los jóvenes llegan a la escuela utilizando competencias lingüísticas diferentes a las exigidas por el sistema educativo. Esto es debido a las variantes lexicales que existen en nuestro país, pues traen un bagaje de expresiones orales y escritas que se manifiestan en sus actividades diarias y de aprendizaje que, en algunos casos, pueden llegar a ser hasta vulgares. Estas características han de ser motivo de reflexión por parte nuestra como docentes, puesto que no debemos considerar una variedad de la lingüística superior a las demás, sino valorarlas por igual.

En ciertas ocasiones, en República Dominicana, observamos que en el recinto escolar se discrimina a estudiantes que hablan con la “i” la “l” o la “r”. Ante esta situación, la escuela tiene que asumir una actitud intercultural, pues esta ha de enseñar la variedad estándar sin dejar de apreciar las otras variedades. Esto implica, ante todo,  tener una conciencia crítica entre la lengua estándar y las variedades regionales, lo que permite que se genere así una autoestima positiva en la que se valore la variedad regional en vez de  considerarla como inferior, insignificante y/o irrelevante. Con esto se reafirma y fortalece la identidad del estudiante, dado que «ningún niño debe ser avergonzado en la escuela por la variedad que maneja ni prohibido de comunicarse con ella» Pozzi, (1999).

Por otra parte, es necesario que los maestros veamos estas diferencias con tolerancia y como riqueza cultural, buscando siempre que los alumnos desarrollen sus potencialidades de acuerdo a su identidad y sentido de pertenencia. Para ello, es el profesor quien representa el uso del registro formal; y por ende, el “alumnado” el registro coloquial… Para que exista una relación fluida entre estudiantes y profesores y esta funcione, se debe tomar en cuenta el uso lingüístico del estudiante, es decir, unir lo que ya conoce según su propio uso lingüístico, con los nuevos que serán objeto de enseñanza, produciéndose así el aprendizaje. En ese orden,  es preferible dejar de imponer el uso estándar de la lengua, ya que se puede llegar al desinterés, enfrentamiento, desmotivación, etc. lo que arruinaría la significatividad del proceso. Sin embargo, se puede crear situaciones de aprendizaje reales que lleven a los aprendices a escudriñar la importancia de adecuar la Lengua al contexto y, de esa forma, llevarlos a que opten por el registro propuesto por la escuela.

Para finalizar, es importante el rol del maestro en la escuela ante la diversidad lingüística. De él depende enseñar el respeto y la tolerancia ante los usos regionales, evitando la discriminación lingüística, tomando en cuenta los usos, las costumbres, los valores y las actitudes en las sesiones de clase donde se fortalezca de ese modo, una convivencia intercultural. Pienso que para todo esto, es necesario que el maestro, si existe caso de discriminación por lo mencionado anteriormente, asigne una investigación a sus alumnos de cómo hablan las personas de diferentes localidades; si es posible graben los sonidos en un aparato electrónico y lo presenten en clases. De esa manera, tomarán conciencia de que cada sección del conjunto de personas tiene una forma diferente de expresarse, y es a lo que llamamos sociolecto. 


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