En distintas lenguas como el español, el inglés, el indonesio, el mandarín y el ruso existen diferencias que son obvias, como la gramática, la pronunciación, el vocabulario... Dichas disimilitudes pueden estar presentes en el plano fonético-fonológico, morfológico, sociológico y/o gramatical. Mientras que en el inglés es necesario expresar el tiempo, en indonesio o mandarín es opcional y no puede estar incluido en el verbo. En el ruso, el verbo debe incluir el tiempo, el género (si quien realiza la acción es hombre o mujer) y, si ese hombre o mujer comió maníes, ha de señalarse cuántos comió: si todos o algunos.
Es evidente que las personas que hablan diferentes lenguas tienen que tomar y codificar aspectos sustancialmente distintos del mundo para utilizarlas
correctamente. Quizás nos preguntemos el porqué esto es así, la respuesta
debemos buscarla en la lógica, pues los sistemas son concebidos en sociedades distintas
y por consiguiente, la lengua
socialmente construida, influye en la forma en que una sociedad se percibe a sí
misma y a sus integrantes. Esta afirmación ha sido corroborada por Boroditsky (2001) y otros, por el contrario, la han refutado;
sin embargo, pienso que el tema de la relatividad
lingüística ha tenido un considerable resurgir en estos últimos años, lo
cual ha traído consigo muchas convicciones nuevas acerca de los efectos del
lenguaje sobre el pensamiento, y por
ende, en la cultura.
La clasificación de las cosas, los acontecimientos y su denominación respectiva, se da en virtud de fines prácticos, es decir, que esta es determinada por las necesidades de la comunicación y dictadas por las costumbres, la tradición, el hábito: factores culturales. Así lo define el mismo Edward Sapir, cuando establece que “el lenguaje es un complejo de símbolos que reflejan todo el ambiente físico o social en el que se coloca un grupo de hombres”, idea que es avalada por la misma sociolingüística, la cual es definida por la Real Academia de la Lengua (RAE) como: “disciplina que estudia las relaciones entre la lengua y la sociedad”.
En resumidas cuentas, las características culturales
tienen una notable importancia para el desarrollo pragmático de la lengua
porque constituyen elementos esenciales en el sistema de ideas de los individuos, y por ende, de la realidad circundante. Pienso que si
por una parte se considera la cultura como creadora biunívoca de la cosmovisión
realista, puede en efecto ser útil, pero, por otra parte, supone un límite para
el estudio del desarrollo de las percepciones culturales las cuales no están
privadas de conexiones con el complejo conjunto de otros individuos de
distintas culturas. Esta hipótesis puede ser avalada en gran parte y, al mismo
tiempo, contra-argumentada porque va a depender desde la óptica o perspectiva
de la persona que investiga.
BIBLIOGRAFÍA:
Boroditsky, L. (2001). “Does language shape thought? Mandarin and English speakers' conceptions of time”. Cognitive psychology, 43(1), págs. 1-22.
CUATRECASAS, Juan. Lenguaje, Semántica y Campo Simbólico.PAIDOS, BUENOS AIRES, 1972.
STEINER, George. EL Lenguaje y El Silencio. GEDISA, BARCELONA, 2004
SAUSSURE, Ferdinand DE: Curso De Lingüística General. ALIANZA EDITORIAL, MADRID, 1995
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