sábado, 4 de abril de 2020

El Génesis, ¿incoherente?

El Génesis, ¿incoherente?


Desde hace mucho tiempo, en nuestras familias, amigos, conocidos y hasta desconocidos hemos escuchado conversaciones que suscitan interés, desconcierto, temor. Dichas tertulias se dan normalmente en torno al tema de la creación del universo y del libro que explica este suceso: el Génesis o Bereshit, primer libro de la Biblia que narra la historia de cómo se creó los cielos y la tierra. Sin embargo, cuando leemos estos relatos nos damos cuenta de que existen muchísimas incoherencias que pueden demostrarse con tan solo leer dicho corpus, pues: ¿Pudo haberse creado el mundo en tan solo seis días? (Gn. 1, 31) Si el primer día Dios creó la luz, ¿por qué en el día tercero hizo el sol? (Gn. 1, 3) (Gn. 1, 14-16) ¿Puede comprobarse que Eva fue constituida de una de las costillas de Adán? (Gn. 2, 21-22) ¿Existió el paraíso: el Edén? ¿Verdaderamente desobedeció el hombre a Dios? (Gn. 3, 1-7) ¿Por qué la mujer (Eva) y no Adán es la imagen de la desobediencia? ¿Existía un fruto prohibido? ¿Cuál era realmente ese fruto? ¿Fue el trabajo el castigo del hombre por comer junto a Eva el fruto del bien y del mal? ¿Son los dolores de parto fruto de ese castigo de Dios? Si Caín mató a Abel y fue desterrado en la tierra de Nod, ¿cómo pudo casarse si no existía nadie en ese momento, a excepción de él y sus padres? (Gn. 4,16)

En primer lugar, el relato del Génesis especifica que los cielos y la tierra fueron creados por Dios en tan solo seis días, pues en el séptimo descansó (Gn. 2, 3). En ese orden, podría asumirse que formó todo cuanto existe de la nada y en seis períodos de 24 horas literales. Sin embargo, no hay ningún dato en este libro que especifique el tiempo transcurrido entre la tarde y la mañana de un día y otro. Por lo tanto, desde mi perspectiva, Dios es poderoso y omnipotente, ¿por qué durar seis días en crear todo el universo y cuanto habita en él si podía hacerlo en un segundo? La respuesta es simple, no son los períodos de tiempo que conocemos hoy ni ayer, por el contrario, son largos períodos (miles o millones de años) pues, en la Segunda Carta de Pedro 3, 8 encontramos quizás la respuesta: “para el Señor un día es como mil años, y mil años como un día”. Además, fijémonos en que todo lo que se va haciendo tiene un orden, lo que sin duda nos lleva a pensar en la evolución; cada cosa a su tiempo: la creación y la evolución son indudablemente, dos caras de una misma moneda, es decir, todo lo que fue creado necesita evolucionar. De igual manera, otra idea que sustenta la posición inicial es el hecho de que este libro fue escrito por Moisés entre 1440-1400 antes de Cristo; y el contexto pudo repercutir en el intento de explicar a sus seguidores “el principio de los principios.” 

En segundo lugar, en Génesis 1, 3 se enuncia que en el primer día Dios dijo: ‘‘ Sea la luz; y fue la luz’’. Sin embargo, no fue hasta el tercer día que creó el sol (Gn. 1, 14-16). Por consiguiente, ¿no es esta una contradicción aparente? ¿Cómo puede haber creado la luz sin haber creado el sol? ¿No es acaso el sol, para nosotros, sinónimo de luz? La luz aquí no hace referencia a aquella que se propaga mediante fotones, al contrario, se refiere al espíritu de Dios: principio y fin de todo cuanto existe. Así lo muestra incluso San Juan 8, 12: ‘‘Otra vez Jesús les habló, diciendo: Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida’’; y la palabra tinieblas no alude a la ausencia de luz, sino más bien, al ángel caído: Lucifer, príncipe de los demonios.

En tercer lugar, el escrito apunta a que Dios hace caer en un sueño profundo a Adán y aprovecha para tomar una de sus costillas y crear a Eva. En consecuencia, ¿debería el hombre tener una costilla menos? ¿Volvió a resurgir la costilla que le tomó a Adán? No, tanto el hombre como la mujer tienen el mismo número de costillas y, tampoco volvió a resurgir la costilla que le extrajo a Adán, pues esto puede asumirse desde la óptica del lenguaje figurado como cuando las palabras no son lo que parecen. Si para crear a Adán no tomó ninguna costilla de otro, ¿por qué debía tomarla para Eva? Para esta última pregunta tenemos nuestras hipótesis:

    a) Podríamos estar, sin duda, en el primer experimento de ingeniería genética debido a que no toma una costilla como tal, sino la copia de los cromosomas sexuales de Adán (XY) y duplica el X en Eva (XX).
    b) Toma una de las costillas de Adán: las costillas están, si se quiere decir así, en la parte media del cuerpo, lo que hace alusión a la igualdad que debe existir entre ambos sexos; ‘‘ Esta es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; ésta será llamada Varona, porque del varón fue tomada.’’ (Gén 2, 23).
    c) Favorecer el machismo reinante en la época, extendido hasta nuestros días, porque si la ‘‘varona’’ viene del ‘‘varón’’ este último tiene poder y dominio sobre ella.

En cuarto lugar, en Génesis 2, 8 se aborda el hecho de que Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. ¿Verdaderamente existió el Edén? Podemos asegurar, desde nuestra perspectiva, que sí existió y ha estado en nuestros ojos siempre: el ‘‘paraíso’’ fue y sigue siendo metafóricamente la tierra y en ella el lapso en que los seres humanos somos inmaduros e incapaces de valernos por nosotros mismos, ¡todo es felicidad!; luego evolucionamos y empezamos a tener dominio de lo que sucede y no sucede, empezamos a tener conocimiento (evolución física y psíquica). Pero, ¿por qué la Biblia menciona el fruto del conocimiento del bien y del mal, y el pecado de la desobediencia? El fruto simboliza el resultado de algo: el paso de la ignorancia (inmadurez) al conocimiento, al dominio de lo que existe; el pecado puede entenderse como defecto, y de hecho, todos somos defectuosos y/o finitos porque morimos. Cuando en la Biblia se menciona la palabra muerte pensamos de inmediato en la material; no obstante, pienso que se refiere a la espiritual. Esta última, es el resultado de no vivir terrenalmente como nos enseñó Jesús, quien es el culmen del encuentro de Dios hombre con los hombres. Pues asumo y de hecho es así, que la muerte material es natural dado que es inherente a todo ser vivo; es suficiente con realizar una comparación entre los animales y el hombre: ¿Por qué mueren los animales? ¿También ellos pecaron?

En quinto lugar, puedo exponer sin duda de equivocación que el hombre nunca desobedeció a Dios. Lo anterior se sostiene a partir de ciertas convicciones: la muerte, el trabajo, el dolor de parto, el sufrimiento, la enfermedad… son, supuestamente, producto de esa «desobediencia». Mas lo anterior es necesario para que lo que existe evolucione y cambie. No me imagino un mundo donde todo sea eterno, donde nadie muera; seríamos tantos que ya no podríamos vivir ni quedaría nada de este planeta como lo conocemos. Además, si siendo perecederos somos malos, qué sería siendo inmortales. Por lo tanto, la muerte, la enfermedad, el sufrimiento son, como se ha dicho, naturales al ser humano y su función es esa, hacernos cada vez más humanos.

En sexto lugar, al reflexionar los motivos que hacen que Eva sea la primera en ser tentada y en pecar, adjudica al texto del Génesis un significado clasista, separatista y, hasta cierto punto, como se ha dicho anteriormente, machista. A raíz de lo anterior, a la «varona» se le puede cualificar como débil, transgresora y fácil de ser engañada. Parecería que la serpiente no tenía la lozanía, fortaleza y resistencia para seducir a Adán; lo cual presupone que “el varón es más inteligente y astuto que la mujer. Por eso es Eva quien come primero y después lo atrae hasta que ambos lo hacen. Imagino que Moisés, con esas aseveraciones, buscaba como habíamos enunciado, asentar las bases del patriarcado y/o del machismo en la sociedad en la que vivía.

En séptimo lugar, he escuchado personas que tienen una visión muy errada en cuanto a cuál fue el fruto prohibido que comieron “nuestros primeros padres” debido a que piensan que fue el hecho de que Adán y Eva tuvieran relaciones sexuales. Sin embargo, esta idea es insostenible debido a que Dios les exhorta a que crezcan y se multipliquen (no hay forma de hacerlo si no es a través del contacto coital). Además, se dice que el pecado se hizo tangible cuando Eva se dejó tentar por Satanás, comió y dio a Adán del fruto prohibido ( fruto del bien y del mal, véase Génesis 3, 1-7). Aunque dudo mucho que existiera realmente dicho fruto, pues de ser así, para qué Dios lo colocaría (podía eliminarlo, desaparecerlo,...) si no les era lícito comerlo. Si lo hizo para tentarlos fue innecesario porque él sabía cómo terminaría aquello. Considero que esto es un intento metafórico de Moisés para implementar la «moral judía» (adoctrinar a sus seguidores, tener cierto control sobre ellos y ejemplificar el camino del bien y del mal).

En octavo lugar, se ha dicho que el trabajo del hombre y los dolores de parto de la mujer son las consecuencias de haber comido del “fruto” mencionado con anterioridad ( ver Génesis 3, 12-19). Por el contrario, creo que el trabajo, la muerte y el sufrimiento son consubstanciales al ser humano. Fíjese que desde el momento en el que un espermatozoide es liberado por la uretra el que fecunda es aquel que llega primero al óvulo. Es así como las células trabajan sin que las veamos; sin embargo, nosotros para cambiar nuestro entorno y nuestro estilo de vida lo hacemos porque nadie lo hará por nosotros, de manera que, esta acción no es un castigo, sino más bien una oportunidad para permutar nuestro mundo exterior y dignificarnos.

En noveno lugar, hemos de tener presente lo afirmado por un escritor anónimo de la congregación de los Testigos de Jehová: «después que la primera mujer pecó, Dios le comunicó las consecuencias que tendría el pecado o su transgresión a la hora del alumbramiento». Pero todo lo anterior, podría ser rebatible, dado que la mujer no es la única que da a luz con dolor, también lo comparte con toda su especie. Asimismo, pienso que lo anterior puede ser cuestión de evolución dado que científicamente somos la única especie que sólo camina en sus dos pies. Este cambio produjo que nuestra pelvis se hiciera muy angosta y nacer se hiciera muy difícil por el tamaño de la cavidad por la que el bebé tiene que pasar.

En décimo y último lugar, es más que conocida la historia en la que Caín mata a Abel, y como consecuencia, Dios destierra al primero a la tierra de Nod ( véase Génesis 4, 14-16). Hasta ese momento no existe incoherencia alguna, mientras que en el capítulo 4, versículo 17, podríamos encontrar una: «y conoció Caín a su mujer». Sin embargo, en ese lapso, se supone que no existía nadie más que los mencionados en este ensayo ( Adán, Eva, Caín y Abel). Entonces, ¿de dónde viene la mujer de Caín? Lo razonable es que esta mujer no es de la misma descendencia de sus padres. Por lo que, evidencia una vez más, la conjetura inicial de que el Génesis es un intento de explicar cómo el Creador hizo todo cuanto existe y, por lo tanto, no es de olvidar que este, como muchos otros, es un libro literario, donde lo que se dice no es literal: es una representación de la realidad y nada más que eso.

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